Enzo Francescoli

  Nació en Montevideo (República Oriental del Uruguay), el 12 de noviembre de 1961. Se inició en el Montevideo Wanderers F. C., club en que militó durante tres temporadas (1980, 1981 y 1982) hasta llegar a River Plate a principios de 1983. Jugó allí hasta mediados de 1986, año en el cuál se coronó campeón de la temporada 1985-86, y luego fue transferido al Matra-Racing de París. Allí jugó tres temporadas, para pasar luego, a mediados de 1989 al Olympique Marsella, también de Francia. Allí jugó solamente una temporada, y fue transferido al Cagliari de Italia, en donde jugó desde mediados de 1990 hasta mediados de 1994. Volvió a River Plate, en donde volvió a coronarse campeón en el torneo Apertura de 1994,  en el que además fue el goleador del campeonato. También gano la Copa libertadores en 1996 y además salió tricampeon del torneo argentino. Integró varias veces la selección uruguaya, jugando los mundiales de 1986 (en México) y 1990 (en Italia).El se retiro del fútbol profesional después de 18 años de jugar en  primera división. Quedando como un ÍDOLO para toda la gente de River.

Hasta siempre Enzo, nunca te vamos a olvidar.            

Enzo lleva su fantástica figura recorriendo con honor el mundo entero. Sangre azul tendrá este noble caballero, pero es blanca y colorada su armadura. Enzo lleva su talento como lanza sin usar la fuerza bruta ni el temor, sin embargo retrocede el invasor derrotado cuando el Príncipe avanza. Es tan grande que si debo hablar del Enzo los laureles, los elogios, quedan chicos, la palabra de alabanza se hace añicos. Es Francescoli tan grande que ahora pienso que su nombre debería ser Inmenzo, pues de gloria me hizo inmensamente rico. Es Inmenzo cuando frena, cuando engancha, es Inmenzo por su eterna habilidad, y es gigante por el Don de su humildad, tanto dentro como fuera de una cancha. Y es Inmenzo el amor que tanta gente le profesa al oriental más argentino, al botija que con casi nada vino y hoy se va siendo el Campeón del Siglo XX. Quiero verte una vez más, querido Enzo, por la risa que hasta en sueños multiplico, por el canto y la alegría de los chicos, con su Príncipe surcando el Universo. Quiero verte una vez más, querido Inmenzo, quiero verte una vez más, te lo suplico.

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